martes, 15 de diciembre de 2020

¿Cómo Puedo Convertirme en el Empleado que las Empresa Necesitan?


¿Cómo convertirse en un empleado de clase mundial?

Pensemos por un momento en Juan, un empleado “normal” que lleva un par de años trabajando en una buena empresa. La empresa es reconocida por obtener buenos resultados en la ejecución del presupuesto, pero no prestan mucha atención al desarrollo de sus empleados, y por este motivo Juan se encuentra desmotivado. Juan está seguro de que puede aportar más, pero parece no haber un canal de comunicación efectivo entre la empresa y los empleados por donde canalizar las nuevas ideas de mejoramiento.


Como todos nosotros, Juan tiene compromisos económicos, motivo por el cual no puede renunciar. Es así como Juan decide ponerse una máscara todas las mañanas antes de salir para el trabajo. Nadie lo sabe, y con el tiempo, su jefe y sus compañeros se acostumbran a esa nueva cara. Con esta máscara, Juan crea una separación que lo aísla de los demás, pero sobre todo, la máscara retiene todo su potencial y le impide ser una persona productiva.


¿Indiferencia o compromiso?

Para aumentar la productividad, Juan y todos nosotros tenemos 2 opciones: el camino de la indiferencia y el camino del compromiso. El camino de la indiferencia hace que todos los problemas se vuelvan paisaje, y nos lleva a la improductividad. El camino del compromiso nos impulsa a la acción, a cambiar lo que está mal, y a ser productivos.


Desafortunadamente, cuando los problemas se vuelven paisaje, tenemos la capacidad de lograr resultados, así hagamos las cosas mal. ¿Pero a qué costo? Al elevado costo de la improductividad: reprocesos, pérdida de tiempo, perdida de dinero, regaños y estrés.


Por el contrario, cuando escogemos el camino del compromiso, adoptamos una actitud que nos permite identificar y cambiar lo que nos hace improductivos, y como resultado, generalmente logramos ahorrar mucho tiempo. Y con este tiempo podemos iniciar una revolución que nos dará las habilidades para ser empleados de talla mundial. Esta revolución es pasar de trabajar en modo reactivo a modo productivo.


Revolución: de Reactivo a Productivo!

El trabajo en modo reactivo se caracteriza por apagar incendios constantemente. Un empleado en modo reactivo siempre está “alcanzado” de tiempo, frecuentemente le toca descuidar algunas tareas para cumplir con la entrega del día. 


Esta actitud genera un ciclo vicioso en el que el empleado está constantemente consumido por los problemas del día a día, sin tener la posibilidad de sacar la cabeza del agua.  Sin embargo, lo más preocupante es que en este estado mental se compromete la calidad del trabajo, ya que siempre está hecho a la carrera, sin profundidad, y con muy pocos aportes o valor agregado.


Todos conocemos los clásicos ejemplos de personas en modo reactivo. El compañero de trabajo que está presente físicamente en una reunión, pero mentalmente está apagando el incendio del día. O el compañero que no administra activamente sus correos electrónicos, tiene más de 20 correos sin leer y siempre se entera demasiado tarde de todo.


Por el contrario, el trabajo productivo se caracteriza por ser estratégico, visionario y es la actitud que las grandes empresas esperan de los empleados de clase mundial. 


Una persona productiva sobresale por hacer un uso eficiente del tiempo para trabajar, para descansar, para pensar cómo aportar y cómo ser mejor. Es común que las personas productivas realicen una planeación diaria, semanal, y mensual de su trabajo, de esta manera tienen claro cuáles son sus obligaciones a corto, mediano y largo plazo, y así pueden programar sus actividades para cumplir con todas las entregas.


Otra gran ventaja que tienen los empleados productivos es su capacidad para estar siempre disponible y aceptar con buena actitud trabajos de última hora. Y esto es posible porque al planificar y tener el control de su tiempo, cuando les llega un imprevisto no colapsa su agenda.


Además, una persona productiva siempre entrega su trabajo a tiempo o antes del plazo, y esto aparte de agradar mucho a sus jefes, le permite hacer su trabajo con calma, incorporando diferentes puntos de vista que enriquecen sus aportes y le permiten destacarse.


Si quieres convertirte en un empleado de clase mundial, progresar profesionalmente y aprovechar todo tu potencial, no olvides quitarte la máscara todas las mañanas y escoger el camino del compromiso que te llevará a ser una persona productiva. ¡Haz parte de la revolución!


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